¿Tienes algún sitio al que corres cuando las cosas alrededor se ponen
feas? ¿Algún sofá, algún lugar? ¿A dónde vas para recargar fuerzas y/o buscar
sabiduría espiritual? La película Cuarto
de Guerra muestra interesantemente como una mujer anciana gana grandes
batallas espirituales desde un pequeño espacio en su casa que reservaba para la
oración intencional, enfocada y continua. Mi esposa trabajó en la coordinación
de secundaria de un colegio y cuando las situaciones se ponían complicadas y
tensas, ella entraba en un pequeño lugar dentro de su oficina (una zona de lockers)
que en algunas ocasiones le hizo invisible ante el mundo por unos breves minutos,
era un escondite secreto, era un sitio de oración, de rendición y de búsqueda
de sabiduría ante las dificultades cotidianas. Ella hacia un intercambio, allí
ella entregaba sus preocupaciones a Dios y salía renovada, en paz y con
estrategias; allí entregaba dudas y obtenía certezas; en ese pequeño lugar
secreto salieron lágrimas que luego fueron convertidas en diamantes de fe. Jesús
dijo que la oración más efectiva es la que ocurre en privado (Mateo 6:6), no la
que se despliega en público para ganar fama. En la intimidad con Dios es donde
encontramos nuestro ser, nuestro hacer y nuestro tener. Todo creyente en el
mercado ha de tener al menos un cuarto secreto para encontrarse con Dios, todos
los días. Puede ser en la casa, en la oficina, en un pasillo, en un jardín, o
en otro sitio. Ese ha de ser el sitio más estratégico en lo espiritual. De allí
saldrán las soluciones y las condiciones (tanto personales como empresariales/profesionales)
para enfrentar con éxito los retos cotidianos, allí Él nos encontrará.
Para reflexionar: Lo que ocurre en lo íntimo del cuarto
conlleva a la transformación del mercado.
Jesús A. Sampedro Hidalgo. Valencia-Venezuela.
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